Animal Collective - Merriweather Post Pavilion

No cabe duda de que internet hace que todo vaya más rápido. La tecnología nos facilita obtener toda clase de información casi instantáneamente. Qué pasa en el país, qué tan bueno estuvo el concierto de anoche, qué nueva teoría de conspiración es la más popular del momento, qué están haciendo tus amigos de la prepa y un largo etcétera. Todo es tan inmediato que, muchas veces, el impacto se ve reducido. De pronto la noticia más importante de las 7:30 se ve rápidamente olvidada por la de las 7:45. La inmediatez, aunque resulta cómoda, puede llegar a reducir el impacto de las cosas.

En el caso de la música pasa algo muy particular. Hay millones de blogs en la red que se la viven anunciando “la banda que debes estar escuchando en este momento”. Como siempre ha ocurrido, una inercia misteriosa hace que el interés colectivo se vea concentrado en lo que está haciendo algún músico o alguna escena, sin que haya mucha explicación para ello. Con la inmediatez del internet, el furor y la emoción por algún nuevo disco, nuevo artista o nuevo acto se convierte en algo fugaz. La gente que le gusta escuchar lo más in de lo in se la pasa consumiendo nuevas bandas masivamente. Y lo que los volvía locos en julio ya lo olvidaron para agosto.

Uno de estos fenómenos cibernéticos ocurre con el nuevo disco de Animal Collective. Desde el mes de febrero ya se hablaba de Merriweather Post Pavilion (MPP) como el mejor disco del año. Algo totalmente sobredimensionado y ridículo, y que se ha venido repitiendo a lo largo de la década. Y digo que es ridículo porque a principios de año ¿cómo puedes aventurarte a decir que algo es lo mejor que va a salir? Que se esperen a diciembre y luego hablamos.

A mí en lo personal no me parece un buen disco. El estilo del grupo desde sus producciones anteriores es muy rarito y experimental, con imaginación pero sin alma. Hay ganas de hacer algon diferente en las composiciones y se agradece. No es que sea pura extravagancia y que no haya referencias de donde agarrarse. Hay una clara inspiración en las canciones más psicodélicas de los Beach Boys, en los cantos africanos y tribales, muchas atmosferas de teclados entre el krautrock y el techno pop.

Pero hubo dos cosas que hicieron que me fuera imposible que disfrutara el álbum. La primera, que en ningún momento pude conectarme emocionalmente con lo que escuchaba. Y la segunda, que casi ninguna canción me resultó memorable. Salvo Summertime Clotes, me resulta difícil recordar alguna canción, algún pasaje, alguna emoción, algo. El álbum pasa de noche y en tu mente no queda nada. Bueno, al menos en mi caso no hubo ningún estímulo placentero. Tanto ruidito deja de ser sorprendente y se convierte en algo tedioso e irritante. No encuentro ningún estímulo para volver a escucharlo y eso no me parece propio de un “disco del año”. Es más como una torteada en el metro vendida como "sexo del año".

Habrá quien encuentre este disco emocionante y grandioso. Perfecto. Estoy consiente de que el problema soy yo. Soy un monito de 24 años que sigue escuchando Led Zeppelin, que se emociona con Bad Chopper, que chilló en el concierto de Radiohead y que ve con recelo cuando un blog “reputado” señala a un disco como “el sabor del mes”. Todo es tan fugaz, todo es una carrera para ver quien absorbe más información. Y yo en mi loca cabeza quiero pensar que estoy bien al detenerme a disfrutar. Quizás estoy envejeciendo y eso es todo. Bah, quiero mi cocol.



Merriweather Post Pavilion: 5